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Siete años de promesas rotas: ¿quién protege a nuestros jóvenes?

Siete años de promesas rotas: ¿quién protege a nuestros jóvenes?
Política
Noviembre 07, 2025 16:42 hrs.
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Joaquín Bojorges › Informativo Nacional

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Carlos Manzo fue asesinado por un joven de 17 años. El abogado de la CDMX, por otro. Ambos menores de edad. Ambos parte de una generación que, según el discurso oficial, está siendo ’atendida’ por el régimen de la Cuarta Transformación. Pero los datos y las tragedias contradicen esa narrativa.

Si el gobierno de López Obrador lleva siete años en el poder, ese joven tenía apenas 10 años cuando inició la 4T. ¿Qué futuro le ofrecieron? ¿Qué protección recibió? ¿Qué oportunidades reales tuvo para no terminar empuñando un arma?

Las cifras desmienten el discurso

- En estos siete años, México ha registrado más de 200 mil homicidios, la mayoría de ellos jóvenes entre 15 y 29 años.
- En 2024, los homicidios fueron la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 44 años.
- Este ciclo escolar, cerca de un millón de estudiantes abandonaron la escuela, desde primaria hasta preparatoria.

¿Y qué dice Claudia Sheinbaum? Que el abandono juvenil comenzó hace 36 años. ¿De verdad? En los años 90 no se registraban estas cifras de muerte, abandono escolar y reclutamiento criminal. Culpar al pasado es una estrategia política, no una solución.

Las becas y apoyos económicos no han frenado la violencia, solamente son una simulación coml el programa ’Jóvenes Construyendo el Futuro’ ha sido criticado por su baja efectividad y por no generar empleos reales. ¿De qué sirve dar unos pesos si no hay seguridad, educación, salud mental ni espacios libres de violencia?

Además, ese dinero no es del gobierno. Es de nuestros impuestos. Y se está malgastando en programas sin evaluación, sin seguimiento, sin impacto.

Los únicos que están aprovechando el abandono juvenil son los grupos criminales. Ellos sí ofrecen ’futuro’: dinero rápido, impunidad, sentido de pertenencia. Contratan menores porque saben que las penas son menores. El Estado, mientras tanto, mira hacia otro lado o, peor aún, pacta en silencio.

La juventud mexicana no necesita discursos. Necesita protección, educación, justicia, espacios seguros. Necesita que el Estado deje de ser parte del problema y empiece a ser parte de la solución.

Porque cada joven que empuña un arma es también una víctima. Y cada gobierno que lo abandona, es cómplice.

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