Seguirá vigente la ’morralla’

A pesar de todos los esfuerzos mundiales para generalizar el uso de transacciones comerciales vía digital, el uso de billetes y monedas permanecerá vigente por un tiempo aún indeterminado, razón por lo cual se actualiza la producción del dinero en efectivo.
Por ejemplo, recientemente a Casa de la Moneda de Estados Unidos, localizada en Philadelphia, anunció que se fabricó la última moneda de un centavo de dólar, para así terminar con 232 años de su elaboración ante la necesidad de ajustar el presupuesto de producción, ya que de la Casa de la Moneda, al no resultar sostenible por el hecho de que fabricar cada moneda, también conocida popularmente como "penny", cuesta 3.69 centavos.
Esta moneda, caracterizada por su color cobre –aunque desde los años ochenta se elabora en zinc–, desde 1909 tiene en su anverso el retrato del presidente Abraham Lincoln, y al reverso un escudo para simbolizar la unión norteamericana. Se aclaró que producción seguirá en versiones numismáticas y cantidades limitadas con fines "históricos y de colección".
Sin embargo, el centavo se mantendrá vigente y en circulación ya que su retirada oficial será progresiva y, de acuerdo con el Departamento del Tesoro, dejar de producirlo representará un ahorro de 56 millones de dólares para los contribuyentes estadounidenses.
Pero también en México las monedas fraccionarias de diverso valor, también conocida popularmente como ’morralla’ se mantendrá vigente por más tiempo, aunque las de menor como las de cinco y diez centavos, primero fueron reduciendo su tamaño hasta alcanzar un diámetro de aproximadamente un centímetro, siendo ahora las de cincuenta centavos las de menor valor en circulación, aunque cada vez menos apreciadas debido a que en las ventas comunes los precios se mantienen cerrados en pesos.
Precisamente son las monedas de uno, dos y cinco pesos, las de menor valor, resultarán modificadas para modernizar su material de forma sustentable. De acuerdo con el Diario Oficial de la Federación (DOF), en su nueva acuñación su cuyo núcleo dejará de fabricarse con bronce–aluminio, para pasar a cospeles de acero recubierto de bronce mediante procesos de electrodepositado. De esta forma la moneda es nueva por sus materiales, no por su valor.
Es decir, no sucederá lo que pasó de 1993 a 1995, cuando estuvo en vigor el llamado ’nuevo peso’ (N$), donde además de eliminar tres ceros a la moneda, es decir que mil pesos pasaron a ser un peso, pero las monedas de diez y veinte pesos se acuñaron con plata en su centro, lo cual les ha dado un mayor valor con el paso del tiempo.
Por ejemplo, las de diez nuevos pesos actualmente se cotizan en cerca de cien pesos, precisamente por la plata que contiene en el centro.
Ahora, la intención de las monedas sustentables se pretende usar menos metales no ferrosos y reducir el impacto ambiental asociado a su extracción y transporte, lograr una mayor eficiencia económica al disminuir los costos de producción, en particular por la alta demanda de monedas de baja denominación y el encarecimiento de metales, así como cumplir con estándares internacionales al igualar prácticas con casas de moneda, como la Royal Canadian Mint, donde se emplea acero recubierto en monedas similares.
También, en el DOF se indica que la Casa de Moneda realizó pruebas técnicas y de desgaste, a fin de asegurar que las nuevas piezas resulten más resistentes y mantengan la durabilidad esperada para circulación intensiva. De esta manera las nuevas monedas de un peso empezarán a circular desde este mes y las dos y cinco pesos lo harán hasta 2026.
Pero, además, la presidenta Claudia Sheinbaum envió una iniciativa a la Cámara de Diputados para modificar la Ley Monetaria, a fin de promover un mayor uso de la moneda de veinte pesos y reducir costos de producción de la de diez.
En el caso de las de veinte pesos, debido a que se han acuñado para la conmemoración de eventos de transcendencia nacional o históricos, para tener características estandarizadas, a fin de facilitar su identificación e incentivar un mayor uso y circulación de esa moneda. Además, con esta moneda se sustituirá al billete de veinte pesos que será descontinuado.
Básicamente se propone que su diseño de tendría como motivo principal el templo dedicado al dios serpiente Kukulkán, en la ciudad de Chichén Itzá, Yucatán, ya declarada patrimonio mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y uno de los centros más importantes de la civilización maya.
Para facilitar su distinción a las personas con discapacidad visual y adultos mayores, se propone incluir que el símbolo ’$20″ y el texto ’VEINTE PESOS’ sean de tamaño mayor al actual, además la moneda tendría forma dodecagonal con su canto estriado discontinuo.
Respecto a las monedas de diez pesos, la iniciativa presidencial propone igualar sus características de elaboración con las de uno, dos y cinco pesos, es decir adicionar la aleación de acero recubierto de níquel, para la composición metálica de su parte central.
Ya con todas estas medidas, se puede tener la certeza de que la morralla de las monedas mexicanas se mantendrá vigente por mucho tiempo, aunque quizá en un futuro desaparezcan las de menor valor y se agreguen otras de mayor para remplazar a los billetes que registran más desgaste y cuyo costo de producción se eleva constantemente.