Alebrijes en Cuadratines
Adrián Chavarría Espinosa
A lo largo de la semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que se aprobara su reforma al sistema a las afores para que, presuntamente, las pensiones inactivas pasen a formar parte del Fondo de Pensiones para el Bienestar, con lo cual se pretende que el pago a los trabajadores en retiro sea de 16 mil 400 pesos mensuales como máximo.
Si bien puede considerarse que es un propósito positivo para que quienes por su edad deseen dejar de trabajar y gocen de un ingreso digno, lo real es que lamentablemente este propósito resulta ser una ocurrencia más, como tantas otras que se han impulsado en la actual administración federal, de las cuales son mínimas las que se han concretado.
Inicialmente, la propuesta del presidente era que los trabajadores de 65 años y más que hayan cotizado en alguna afore desde el 1° de julio de 1997, y los afiliados al ISSSTE bajo el régimen de cuentas individuales a partir del 1° de abril de 2007. tras aprobarse la reforma entonces recibirían el 100% de su último sueldo devengado.
Más adelante, matizó su propuesta y precisó que esa jubilación ascendería a solamente los mencionados 16 mil 400 pesos, es decir el promedio que reciben actualmente los trabajadores pensionados, es decir ahí se registra una primera falsedad.
Después, en la Cámara de Diputados se aprobó en comisiones un dictamen para ser presentado y votado en el pleno legislativo, pero resulta que el dado a conocer contenía diferencias sustanciales, entre ellas el que se afectarían a todas las cuentas activas de trabajadores de más de 70 años, no solamente las inactivas.
Ante ello el diputado panista Jorge Triana expresó en redes sociales: ’Los ‘duendes nocturnos’ se aparecen en la cámara. Mañosamente y a escondidas, Morena modificó el dictamen aprobado por la comisión de Seguridad Social, volviéndolo aún más nocivo. La confiscación de Afores también se aplicará a trabajadores en activo. Tramposos y traidores’.
En respuesta Ignacio Mier, coordinador de Morena, inculpó al equipo técnico de la Comisión de Seguridad Social de enviar un dictamen erróneo y argumentó que, en todas las actividades se cometen errores humanos, ’donde no hay dolo, no hay premeditación’. Pero un error es un ’dedazo’, una falta de ortografía, no una alteración en el sentido del dictamen.
Será esta semana cuando vuelva a presentarse ante el pleno para su correspondiente debate y eventual aprobación, lo cual de suceder al menos la bancada del PAN anticipó que promoverá una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Pero no son los únicos problemas que ha enfrentado la iniciativa de reforma a las afores de López Obrador, existen otros más de fondo que ponen en duda su factibilidad tanto presente como futura. Una de ellas es de dónde se obtendrán los recursos.
Si bien se tienen calculados que se logre el traspaso de 40 mil millones de pesos de las cuentas de las afores al Fondo de Pensiones para el Bienestar, se requerirían más recursos para llevar adelante la entrega mensual de los más de 16 mil pesos a todos los jubilados que lo soliciten y cumplan con los requisitos.
Tan es así que ya se anunció que se recurrirá a cerca de cuatro mil 500 millones de pesos de 2,2 millones de cuentas inactivas de aportaciones de trabajadores al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), tal como lo anticipó Carlos Martínez, director de ese organismo, en caso de aprobarse la iniciativa, recursos que anteriormente se han utilizado como gasto corriente del instituto.
Aún así se requerirían más fondos. Por lo tanto, se considera que a ese fondo se le canalizarán el 25% de utilidades netas generadas por empresas impulsadas por el gobierno federal, tales como Mexicana de Aviación, los trenes Maya e Interoceánico y los aeropuertos administrados por la Secretaría de la Defensa Nacional, como el ’Felipe Ángeles’.
Sin embargo hay dos observaciones. Una, en febrero de 2022, López Obrador anunció que la Sedena destinaría el 75% de esas utilidades a las pensiones de militares y marinos, entonces el total de esas utilidades ya está definido, pero ¿cómo operarán esos servicios?
Dos: hasta el momento todas esas obras y servicios no generan utilidades, al contrario, requieren de fuertes subsidios para poder funcionar. Entonces ¿de cuáles utilidades se espera poder echar mano si todas resultan inexistentes?
Para terminar, se debe precisar que faltan las correspondientes reglas de operación, es decir, como se manejarán y distribuirían esos recursos. Se habla que será el Banco de México el responsable del Fondo de Pensiones para el Bienestar, pero no se ha revelado el mecanismo para que le lleguen a los trabajadores los recursos para completar sus pensiones, cómo se regularán sus fondos, qué trámites se deben cumplir y la vigilancia de todos esos recursos.
El dicho dice ’piensa mal y acertarás’. Eso aplica en el sentido de que el gobierno federal no ha sido totalmente transparente en el manejo de recursos para las obras insignia y, alguien malpensado podría considerar que en lugar de beneficiar a los pensionados podrían desviarse a algunas de esas obras inconclusas que requieren de más financiamiento.