Problemas para Sheinbaum

A la presidenta Claudia Sheinbaum se le complica el clima de violencia en varias entidades. A lo sucedido en Michoacán la semana pasada se suman los ataques armados de este lunes en la colonia Vibar en León, Guanajuato –con saldo de tres heridos–, y en Guasave, Sinaloa, donde en un ataque contra elementos federales fueron abatidos trece agresores y cuatro detenidos.
Pero lo más lamentable y relevante fue lo sucedido en Michoacán, donde fueron asesinados Bernardo Bravo, presidente de la Asociación de Citricultores en Apatzingán, Alejandro Torres Mora, sobrino del exlíder de las autodefensas Hipólito Mora Chávez, y Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan.
Estos hechos, el particular la muerte del alcalde, motivaron movilizaciones sociales. El domingo una marcha de protesta derivo en un ataque al Palacio de Gobierno en Morelia, donde solo hubo daños materiales. El lunes una marcha de estudiantes derivó en enfrentamientos con elementos de la fuerza se seguridad estatal en el centro de Morelia, quienes con gases lacrimógenos y balas de goma impidieron la llegada de los inconformes a las oficinas estatales.
Pero en su conferencia del lunes, Sheinbaum buscó deslindarse de toda responsabilidad al achacar el origen de toda la violencia suscitada en Michoacán a la ’guerra contra el narco’ iniciada en 2006 por el expresidente panista Felipe Calderón, pero en cambio calificó ’de buitres’ a la oposición, en particular a la derecha, y a los comentócratas por sus expresiones.
Reiteró que no habrá impunidad y que ’la fuerza del Estado es la justicia’; a quienes piden la militarización y la guerra, les dijo que ’eso no funciona’ y continuará su estrategia de seguridad, cero impunidad, justicia, atención a las causas, así como la presencia e inteligencia.
Mas lo que no quiso reconocer ni mencionar fue la política de ’abrazos, no balazos’, impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien además bajo la idea de que los delincuentes son ’seres humanos’ desalentó el combate contra los delincuentes, con lo cual los grupos del crimen organizado además de ampliar consolidaron sus ilegales acciones.
Debe reconocerse que en anteriores administraciones federales hubo operativos, aunque fallidos, fueron intentos de combatir a la delincuencia, pero con López Obrador fue peor al no aplicar una verdadera estrategia en su contra y las consecuencias fueron peores.
Lo recomendable para Sheinbaum es persistir en sus acciones, ejecutadas por Omar García Harfuch, sin culpar a exmandatarios contrarios a su ideología, porque muy seguramente quien tenga mayor responsabilidad en el crecimiento de la violencia criminal es López Obrador.