Alebrijes en Cuadratines
Adrian Chavarria
Dos situaciones relacionadas con la actividad aeroportuaria y aunque con diferente enfoque, ambas resultan graves y requieren ser solucionadas a la mayor brevedad, ante el hecho de la que se anticipa como una gran llegada de turismo extranjero con motivo de la Copa Mundial de Futbol a las ciudades de México, Monterrey y Guadalajara.
Uno es la suspensión otorgada por el Juzgado Décimo Tercero en Materia Administrativa de la Ciudad de México, a la plataforma Uber para que puedan tanto llevar como recoger pasaje en todos los aeropuertos nacionales, lo cual no ha aceptado la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, al argumentar que esa medida solo es para que los operativos de la Guardia Nacional sean conforme a la normatividad de la Ley de Caminos Puentes de Autotransporte Federal y el Reglamento ’sin incurrir en actos arbitrarios y discriminatorios’.
A pesar de la medida del citado juzgado, se impedirá que taxis por plataforma puedan acceder a ofrecer su servicio a los viajeros por avión. Entonces, a su llegada si un turista desea usar alguna unidad de Uber. deberá salir de las instalaciones del aeropuerto para abordar el vehículo con los riesgos que implica para quienes desconocen la ciudad a la que llegan.
Por ejemplo, en la Ciudad de México, deberán caminar varios cientos de metros para llegar al Eje 2 Norte y esperar su unidad, con lo cual podría quedar expuesto a sufrir algún tipo de ilícito, de esos que dicen las autoridades que se han reducido, pero no eliminado.
Además, nada garantiza que los taxis autorizados en los aeropuertos puedan atender la demanda esperada cuando se realice el Mundial. Entonces, debe existir una estrategia para atender adecuada y eficazmente la movilidad de los visitantes, nacionales y extranjeros.
El otro problema es a nivel internacional. Sucede que el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT, por siglas en inglés) canceló trece rutas, once desde el Aeropuerto Internacional ’Felipe Ángeles’ (AIFA) a Estados Unidos, además de congelar la expansión de vuelos de todas las aerolíneas mexicanas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a su país, lo cual es un duro golpe a la aviación comercial mexicana.
Este problema se originó el 2 de febrero de 2023, cuando el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un decreto para definir como saturadas todas las operaciones en el AICM, con lo cual ordenó trasladar las operaciones al AICM, primero fueron todas las operaciones de carga y para el 31 de agosto se reducieron de 52 a 40 vuelos de pasajeros. Todo ello con el propósito de alentar el uso del puerto aéreo en el Estado de México.
Como antecedente se debe recordar que en diciembre de 2015, el gobierno de México firmó el llamado Acuerdo de Cielos Abiertos, tratado bilateral aéreo con Estados Unidos, en vigor desde el 21 de agosto de 2016, para sustituir al vigente desde 1960. Gracias a ese convenio de 2016 a 2018 aumentaron 30% los vuelos, además permitió la alianza Aeroméxico-Delta, y se acordó un acceso equitativo a aeropuertos y estableció tratos no discriminatorios.
Siendo presidente electo López Obrador convocó a una ’consulta popular’, con apenas la participación de un millón 67 mil 859 ciudadanos, donde 747 mil (69%) apoyaron construir un nuevo aeropuerto en Santa Lucía, mientras 310 mil 463 (29%) votaron por seguir con la obra en Texcoco. Eso fue suficiente para que después pese al avance y la inversión el Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco se cancelara.
De esta forma se decidió construir el AIFA el cual, sin embargo, no ha operado como se esperaba. Por ello López Obrador emitió el decreto para que tuviera más actividad, pero sin consultar con las autoridades aeronáuticas de Estados Unidos, lo cual no solo les molesto, sino además expresaron su inconformidad hasta aplicarse las recientes medidas.
Ante la decisión del DOT, en su mañanera del pasado viernes la presidenta Claudia Sheinbaum manifestó su desacuerdo, por lo cual solicitó al canciller se comunicara con Marco Rubio, titular del Departamento de Estado, para pedir una reunión en Estados Unidos a fin de revisar si su decisión tiene fundamento, ya que ’desde nuestra perspectiva no tienen ninguno’.
La mandataria recordó que el el decreto del 2023 tuvo como finalidad evitar problemas de seguridad en el AICM, además rechazó una afectación a la competencia a empresas y dijo que ya hay una ruta de trabajo con el Departamento del Transporte de los Estados Unidos.
Si en lugar de que a López Obrador hubiera tenido la ocurrencia de emitir su decreto y mejor explicara a Estados Unidos la ’conveniencia’ de trasladar vuelos al AIFA, entonces se habría llegado a un acuerdo con el cual en estos momentos no habría ningún problema, cuya solución no resulta sencilla para la industria aeronáutica mexicana. Pero como el ’hubiera’ no existe, ahora se debe atender y resolver esta situación.
También el pasado viernes Sheinbaum se reunió con empresarios de las aerolíneas mexicanas en Palacio Nacional, aunque sin revelarse los acuerdos a los que llegaron.
Por el bien tanto del turismo que se espera llegará a México el próximo año, así como para todos los empresarios involucrados en el ramo, se debe llegar a un pronto acuerdo, aunque eso signifique cancelar o, al menos, modificar el decreto presidencial de 2023 y así como permitir el acceso a los aeropuertos de los taxis de plataforma.