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Nuevo montaje político

Nuevo montaje político
Política
Julio 21, 2020 14:56 hrs.
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Adrián Chavarría Espinosa › Informativo Nacional



Adrián Chavarría Espinosa

Poco después de las seis de mañana del 9 de diciembre de 2005, se transmitió en vivo la detención de un trío de secuestradores en los noticieros matutinos de Televisa y Televisión Azteca, operativo donde además se logró la liberación de tres plagiados.
Se trataba de la captura de los integrantes de la banda Los Zodiacos, encabezada por Israel Vallarta y la francesa Florence Cassez, operativo organizado por Genaro García Luna, en esos momentos responsable de la ya desaparecida Agencia de Investigación Federal. Sin embargo, el 15 de marzo de 2006, se reveló que todo ese operativo fue un montaje televisivo y así lo reconoció García Luna, ya en esos momentos secretario de Seguridad Pública federal.
Ese hecho ha sido criticado muy severamente, en especial por el actual gobierno federal, el cual ha reiterado que es diferente a anteriores administraciones, pero sucede que en los hechos incurren en las mismas actitudes, lo cual se comprueba con la llegada de Emilio Lozoya Austin a la ciudad de México, tras ser extraditado de España.
Tras un tenso litigio legal, finalmente el exdirector de Petróleos Mexicanos aceptó regresar a México, presuntamente para responder a los cuestionamientos sobre supuestos actos de corrupción tanto en esa empresa energética como de sobornos de la brasileña Odebrecht, donde aparentemente con ayuda de videos va a implicar a otros políticos que fueron funcionarios en el anterior sexenio, incluso hasta el mismo expresidente Peña Nieto.
Desde que se anunció que Lozoya aceptaba la extradición, el gobierno federal, en particular el presidente Andrés Manuel López Obrador ya pregonaba que las revelaciones resultarían importantes para combatir a la corrupción, incluso anticipaba los millones de dólares que se recuperarían.
Pero quedan dudas del acuerdo al que llegó la Fiscalía General de la República con el exfuncionario federal, aunque a su llegada al aeropuerto de la Ciudad de México y cuando aparentemente se organizó el operativo para ser trasladado al Reclusorio Preventivo Norte, todo resultó ser un montaje ya que quien era el presunto extraditado era, digamos, un actor.
Sucede que al llegar a México Lozoya Austin se le practicó un examen médico donde aparentemente se le encontraron problemas de salud, no solo malestar en el esófago sino también anemia –como si fuera una persona con problemas para tener una buena alimentación , por lo cual fue trasladado a un hospital privado, sin precisar su ubicación, pero dejando muy en claro que quedaría en calidad de detenido y bajo fuerte vigilancia policiaca.
Incluso las autoridades españolas respingaron y se apresuraron a aclarar que mientras lo mantuvieron bajo su custodia nunca manifestó ni se le detectó algún problema de salud, incluso en su examen médico final, antes de ser entregado a las mexicanas, no manifestó ningún malestar.
También sucede que de este operativo no fue informado López Obrador, quien en su conferencia mañanera aseguró que el exdirector de Pemex ya se encontraba internado en el reclusorio norte, lo que evidenció una descoordinación a nivel federal.
Ahora resta saber cómo será tratado Lozoya, si como un interno quien será juzgado y, presuntamente, sentenciado por los delitos que se le encuentren responsables o, por el contrario de testigo protegido, como informante de gran valor político, quien sería delatador de sus aparentes cómplices y, por cuestiones técnicas y legales, podría quedar en libertad.
Porque, bajo el pretexto de requerir atención médica, no fue internado en la cárcel y en cambio, instalado en un hospital gozará de todas las comodidades necesarias para olvidar por un tiempo que presuntamente es un perseguido de la justicia.
Entonces el gobierno federal no solo debe aclarar a fondo toda la trama del montaje, también debe explicar las razones y objetivo de desarrollarlo, de lo contrario todo el proceso legal quedará en duda y a pesar de las pruebas que se ofrezcan, sus conclusiones y sentencias quedarán marcadas por la duda de si no fueron manipuladas para incriminar a otras personas.
De nuevo en el caso del montaje de la captura de la francesa Florence Cassez, el 23 de enero de 2013 fue liberada tras un fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, después de concedérsele un amparo liso y llano por votación mayoritaria en la 1ª Sala de ese tribunal superior, por lo cual se ordenó su liberación inmediata, aun cuando se encontraba sentenciada a 60 años de cárcel por el delito de secuestro.
Para tomar esa decisión los magistrados consideraron que las filmaciones del montaje televisivo afectaron o contaminaron varias declaraciones, aunque no afectaron de manera generalizada la presunción de inocencia ni otros elementos que se fueron dando en el propio proceso, pero sobre lo que nunca fallaron fue respecto a su inocencia o culpabilidad.
Entonces se deberá tener presente que en el caso de la francesa Cassaz sus consecuencias resultaron negativas para quienes organizaron el montaje de su captura; ahora, el actual gobierno federal deberá tenerlo muy presente, si es que quiere aprovechar todo el beneficio de las revelaciones de Lozoya, pero también si no se cuida, los resultados podrían ser contraproducentes para sus intenciones políticas.

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