Morena y sus aliados nos condenaron a retroceder por años en generación de energía eléctrica


Los Senadores de Morena y sus aliados PT y PES, demostraron una vez más que el trabajo que realizan es en función de los caprichos de Andrés Manuel López Obrador y no de las necesidades del país y su población.

Morena y sus aliados nos condenaron a retroceder por años en generación de energía eléctrica
Gobierno
Marzo 03, 2021 14:35 hrs.
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Por Víctor Hugo Barrera › Informativo Nacional

Los diputados condenaron definitivamente a los mexicanos que requieren de una modernización total de todos los sectores productivos, lo que se realiza a través de la inyección de capitales públicos y privados.

Una muestra más de esto fue la aprobación ’rápida’ que realizaron estos legisladores el día de ayer de la Ley a la Industria eléctrica, que nos retrocede hasta los años 70 cuando el Estado mantenía el monopolio de la generación de este tipo energía, que generaba poca con variantes en su voltaje y que ponía en riesgo los aparatos eléctricos y vidas humanas en los hogares del país.

El argumento fundamental para llevar a cabo esta regresión la explica de manera tajante Ricardo Monreal ’estamos haciendo una defensa del sector eléctrico nacional y de la Comisión Federal de Electricidad’.

Estas aseveraciones solo nos muestran que las decisiones de los legisladores no se dan a partir de un razonamiento o análisis de las necesidades de los mexicanos y de cada uno de los sectores productivos para su desarrollo y crecimiento económico. y por supuesto. para que las familias cuenten con el energético producido a través de procesos no contaminantes.

Los legisladores se han convertido nuevamente en los ’levanta dedos’ de las decisiones ’autoritarias’ de López Obrador, que se quedó con ideas del siglo pasado, donde el Estado era el productor y proveedor único del energético y por consecuencia el desarrollo del país caminaba en función de tener los recursos financieros suficientes para invertir en la generación del energético, de contar con la infraestructura suficiente para distribuir a todos los pobladores del país, la energía eléctrica.

El resultado era un desarrollo y crecimiento económico lento, donde las grandes ciudades contaban con la energía eléctrica, mientras que los poblados más alejados de estas ciudades seguían alumbrándose a través del uso de velas y la combustión de petróleo.

El sector industrial estaba a expensas de que la energía eléctrica no tuviera cambios de voltaje para poder realizar su producción y poder entregar está a la exportación, compitiendo con otras naciones que generaban más productos.

Esto fue un problema que detuvo el desarrollo económico del país, pues la burocracia y el mal manejo de la Comisión Federal de Electricidad, mantuvo este desarrollo a capricho del Estado.

Tardamos años para realizar una reforma energética que ocurrió en 2013 donde una serie de ellas, etiquetadas como ’estructurales’, logró transformar el paradigma del estatismo/nacionalismo gubernamental en el sector energético y, se sentaron las bases para que Pemex y la CFE pudieran sobrevivir con la participación del sector privado.

De esta manera a través del financiando mixto de proyectos se logró una aceleración del sector energético que permitió también mantener un desarrollo económico creciente.

Sin embargo, la desigualdad social persistente, la corrupción e injusticia siguieron imperando, no obstante, la gran apertura económica de ese periodo. Esto permitió a López Obrador diagnosticar la necesidad de un cambio para erradicar esas prácticas que frenaban el desarrollo total del país, pero la solución que se aplicará a estos problemas sistémicos no son las adecuadas, regresar a una visión estatista y voluntarista, remembrando las viejas épocas del gobierno autárquico, podrían frenar el desarrollo y modernización del país.

El libre mercado que se había creado, con la participación del capital privado para la energía eléctrica, permitiría al Estado, centrarse en otros problemas como el de salud, el educativo y el alimentario, que aún faltan por resolverse.

El Estado únicamente se convirtió en regulador y vigilante para evitar la creación de monopolios o acuerdos entre empresas que pudieran dañar la economía nacional y familiar. Sin embargo, repito, la corrupción no lo permitió y ahora regresaremos a la función del Estado protector e ineficiente.

Ayer se cometió un arbitrio más: como se preveía y, ante las prisas innecesarias por aprobar una iniciativa preferente del presidente, el Senado de la República se aprobó la minuta que reforma la Ley de la Industria Eléctrica que, entre otras cosas, relega a las energías renovables, le da preferencia a la CFE con plantas obsoletas y da predilección a la generación eléctrica con combustibles contaminantes como el combustóleo y carbón.

Sin duda, esta arbitrariedad, consecuencia de un autoritarismo sin sustento técnico, es un golpe más a las señales pasadas de inversión y libre mercado. Incluso, son contrarias al T-MEC que podría ser un motor para el desarrollo y crecimiento de México.

El autoritarismo presidencial y la autarquía, donde México pretende ser autosuficiente en el sector energético nos condena a vivir nuevamente episodios ya vividos, un mal servicio de la CFE, consecuencia de la falta de recursos financieros para construir infraestructura de generación y distribución del energético, un aumento en el número de trabajadores de la CFE para acelerar esta construcción y por supuesto un incremento en el costo de este energético que deberá ser pagado por el consumidor final, dañando aun mas su economía familiar. Este es el cambio prometido, dar pasos a otras en nuestro desarrollo en un mundo económicamente globalizado

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