A más de 30 días sin acceso al agua potable, cientos de vecinos del municipio se manifestaron frente a las oficinas del Organismo Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (ODAPAS), exigiendo una solución inmediata al desabasto que afecta gravemente su salud, economía y vida cotidiana.
La protesta evidenció el descontento creciente hacia la gestión de Xóchitl Flores Jiménez, presidenta municipal, y Adrián Soto, director del ODAPAS, a quienes acusan de negligencia, exclusión política y falta de transparencia. ’Prometió mandar pipas, pero solo llegaron a casas afines a Morena. A los demás nos ignoraron. Ya ni garrafón tenemos. Las pipas particulares cobran entre 800 y 1,500 pesos. No podemos pagar ni al ODAPAS ni a los privados’, denunció Ángeles Hernández, vocera vecinal.
Una comisión de afectados, acompañada por la regidora Isabel Espinoza y activistas de Antorcha, se reunió con funcionarios del organismo. La respuesta oficial fue insuficiente: apenas mil litros por familia cada semana, cuando una persona requiere 250 litros diarios para cubrir necesidades básicas. ’Es una burla. No hay voluntad política ni capacidad operativa’, señaló Saúl Torres, líder social en la zona.

Ante la falta de soluciones reales, los vecinos anunciaron nuevas movilizaciones en distintos puntos del municipio. Llamaron a la ciudadanía a organizarse y exigir que el gobierno municipal cumpla con su obligación constitucional de garantizar el acceso al agua.
Paradójicamente, Chimalhuacán cuenta con 34 pozos y 32 tanques de almacenamiento, y su red de distribución cubre el 95% del territorio. Las fallas, según especialistas, se deben a falta de mantenimiento, opacidad en la gestión y posible desvío de recursos. Mientras tanto, miles de familias siguen pagando las consecuencias de un modelo de gobierno que prioriza la propaganda sobre el servicio público.