Péndulo Político

LAS CRISIS DESPUÉS DE LA CRISIS.

LAS CRISIS DESPUÉS DE LA CRISIS.
Economía
Agosto 14, 2021 14:06 hrs.
Economía ›
Dr. Emiliano Carrillo Carrasco › Informativo Nacional

Martin Luther King comprendía que la lucha por la justicia social era un combate muy amplio, no solo contra la segregación y la discriminación racial, sino para obtener más igualdad económica y justicia para todos los estadounidenses.

Por algo los organizadores de la manifestación, Bayard Rustin y A. Philip Randolph, la habían llamado Marcha a Washington por el Trabajo y la Libertad.

La insinceridad nunca es la mejor política, y cabe considerar la venta insincera de acuerdos comerciales como uno de los momentos estelares de la política pública de baja estofa. Los acuerdos de comercio siempre se han vendido con el argumento de que crean empleo; si eso fuera cierto, los trabajadores serían sus más firmes partidarios.

Con frecuencia la realidad es muy distinta, y el hecho de que nuestros dirigentes políticos (no solo los republicanos, sino también Clinton y Obama) hayan intentado tergiversar esos acuerdos comerciales de esta guisa, socava la confianza en ellos y recuerda una vez más a los ciudadanos hasta qué punto nuestro Gobierno representa los intereses de las clases altas?. Los acuerdos comerciales crean empleo presenta al menos tres defectos fundamentales.

’---Las administraciones de todo el espectro político señalan con razón los empleos que crea el aumento de las exportaciones. No obstante, el equilibrio comercial requiere que las importaciones equivalgan aproximadamente a las exportaciones, y nuestros socios comerciales no firmarían un acuerdo desequilibrado en el que aumentaran nuestras exportaciones pero en el que las suyas (nuestras importaciones) no lo hicieran en la misma medida.

Ahora bien, si las exportaciones crean empleo, las importaciones lo destruyen. Y luego está el cálculo cuidadoso y complejo: ¿así se crean o se destruyen más empleos? Dado que nuestras importaciones tienden a producirse en industrias intensivas en mano de obra (en las que se requieren muchos trabajadores para obtener un volumen de producción de un valor dado) y nuestras exportaciones (como las aeronaves) corresponden a industrias de alta tecnología que en promedio requieren cantidades relativamente reducidas de trabajo —y el poco trabajo que requieren es trabajo altamente cualificado—, es plausible que los acuerdos comerciales equilibrados destruyan empleo.

El razonamiento que explica por qué los acuerdos comerciales incrementan la desigualdad es sencillo. Los efectos se ven más claramente en un mundo de mercados perfectos, es decir, la clase de mundo imaginado como ideal por muchos de los defensores de la globalización.

En un mundo semejante, los bienes, los capitales, y sí, hasta el trabajo, podrían moverse libremente entre fronteras. El mercado globalizado ha dañado a los estados soberanos de las grandes caudas de capital; los nuevos acuerdos comerciales son una simple maniobra por parte de los intereses de las grandes empresas para tratar de obtener mediante un acuerdo comercial la clase de régimen regulador que jamás habrían podido conseguir a través de un debate democrático abierto.

Los acuerdos intentan socavar dispositivos de seguridad que llevan en vigor más de cincuenta años, e incluso aquellos, más recientes, destinados a limitar los excesos del sector financiero, ya que al parecer esos acuerdos parecen implicar hasta el poder de restringir nuestra capacidad y la de nuestros socios comerciales para regular el sector financiero.

El otro conjunto de cláusulas nocivas de estos acuerdos comerciales gira en torno a la propiedad industrial. Los derechos de propiedad industrial son importantes, pero como pude constatar con enorme claridad cuando tomé parte por primera vez en estos asuntos durante la administración de Clinton (en el transcurso de debates sobre las negociaciones comerciales de la Ronda Uruguay), las cláusulas que contienen nuestros acuerdos comerciales no están destinadas a fomentar el progreso de la ciencia, sino a engrosar las arcas de las grandes empresas multinacionales, sobre todo las de las industrias farmacéutica y del entretenimiento. --- LA GRAN BRECHA ’Hugo Stiglitz

La explosión global de la pandemia ha puesto en su lugar a los Estados de su realidad de sus estrategias fallida será por omisión con colusión de más de 238 mil muertes y la expansión de contagio de los jóvenes.

La estrategia epidemiológica para limitar el impacto del SARS-Cov-2 en México resultó un desastre. Las medidas de contención fueron en las primeras etapas de la pandemia palos a ciegas. Sin la realización de pruebas se desconocía quién estaba infectado y se mandó a la fuerza laboral y productiva sana a un confinamiento largo. Se despreció el uso de cubre bocas en los espacios públicos y cerrados y se centralizó la toma de decisiones.

Mientras los mortales volvemos a aprender a viajar después de un año en el planeta Pandemia, los multimillonarios han estado haciendo turismo en el espacio y causando controversias. Esta semana, Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, abordó una cápsula espacial en el primer vuelo espacial de pago, de su empresa, Blue Origin.

Las crisis representaban una oportunidad perdida ha demostrado la realidad del ser humano egocéntrico, materialista con la perdida de la valorización de la vida, nos ha puesto que el dinero no lo es todo, pero necesario para poder tener una mejor calidad de vida con bienestar, si esto es, que la vida solo tiene un valor de poder reflexionar sobre esta Pandemia que no ataca a estratos sociales sino que es impredecible. Podíamos y debíamos haber aprovechado la crisis para realizar inversiones que nos hubieran ayudado a enfrentarnos a los retos del cambio climático. Si lo hubiéramos hecho, nuestra desaceleración económica habría sido menor, el crecimiento y el empleo hubieran sido mayores y habríamos salido de la crisis en una posición de mayor fortaleza para afrontar el calentamiento global.

En otros casos, la crisis empeoró las cosas, pobreza, desigualdad, inseguridad y la salud en su realidad de la población. La grave ignorancia de grandes masas de la población con fanatismo. Ese fue el caso de la desigualdad, que había estado creciendo notablemente a lo largo del último tercio de siglo, y en especial a partir del nuevo milenio. El problema de las desigualdades ha alcanzado dimensiones de crisis. El surgimiento de variantes más transmisibles significa que incluso los países adinerados donde hay vacunas en abundancia, entre ellos Estados Unidos, siguen siendo vulnerables.

John F. Kennedy, en el espíritu de optimismo predominante durante mi época de universitario, declaró en una ocasión que una marea que sube eleva todos los barcos. Hoy resulta que estamos casi todos en el mismo barco, el que contiene al 99 % menos rico. Es un barco muy diferente —caracterizado por más pobreza en el fondo y un vaciado de la clase media— del que ocupa el 1 % de la cima. la tierra de las oportunidades es un mito. Las posibilidades que va a tener un niño estadounidense en su vida dependen hoy más de las rentas y la educación de sus padres que en muchos otros países avanzados, incluida la «vieja Europa». La situación del poder de la teología en el mercado inmerso a la corrupción: en el Vaticano la primera audiencia por el juicio a cardenal Ángelo Becciu y nueve funcionarios de la Santa Sede. Las imputaciones de malversación de fondos y corrupción hasta extorsión.

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