El Tijeretazo Político
Joaquin Bojorges
El gobierno de México ha proclamado reiteradamente su compromiso con la defensa de los connacionales en Estados Unidos. Sin embargo, la brecha entre el discurso y la efectividad de las acciones es evidente. A lo largo de distintas administraciones, la estrategia mexicana ha fluctuado entre la condena diplomática y la implementación de programas de asistencia legal y apoyo consular, pero el impacto real de estas medidas sigue en duda.
La administración de Claudia Sheinbaum ha apostado por fortalecer la asistencia jurídica a través del Programa de Asesorías Legales Externas (PALE), la digitalización de herramientas de emergencia y la creación de centros de atención para migrantes afectados por redadas y deportaciones. No obstante, el endurecimiento de la política migratoria estadounidense complica la efectividad de estas medidas.
El panorama se torna aún más desafiante con las recientes acciones de Donald Trump, quien ha desempolvado la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para justificar deportaciones masivas, afectando a miles de latinoamericanos, incluidos mexicanos. A esto se suma la aprobación de un impuesto del 3.5% a las remesas, un golpe directo a las familias que dependen de estos envíos para su subsistencia.
Históricamente, la deportación de mexicanos ha sido utilizada como herramienta política y económica en Estados Unidos. Desde la **Operación Espalda Mojada** de 1954, que resultó en la deportación de más de **13 millones** de mexicanos, hasta las más recientes administraciones, los números reflejan una tendencia persistente de expulsión:
- Entre 2009 y 2024, se deportaron 4.4 millones de mexicanos.
- La administración de Barack Obama fue la más estricta, deportando 1.8 millones de mexicanos en su primer mandato y 1 millón en el segundo.
- Donald Trump, en su primer mandato, deportó 766,376 mexicanos.
- Joe Biden alcanzó 824,018 deportaciones en su gestión.
El gran dilema sigue siendo si el gobierno mexicano hará más que condenar las acciones estadounidenses. ¿Se fortalecerá la presencia de consulados? ¿Se buscará una diplomacia más firme para garantizar derechos básicos? ¿O seguiremos viendo titulares indignados sin cambios tangibles?
Si México realmente quiere proteger a sus migrantes, necesita una estrategia integral que combine presión diplomática, asistencia legal efectiva y una red de apoyo que no dependa del buen ánimo de Washington. Mientras eso no ocurra, la condena seguirá siendo el recurso predilecto.
¿Qué ajustes crees que podrían hacer la diferencia para los migrantes mexicanos en EE.UU.?