PENDULO POLÍTICO

La sociedad carnívora (III)

La sociedad carnívora (III)
Ciudad
Septiembre 26, 2020 14:38 hrs.
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Dr. Emiliano Carrillo Carrasco › Informativo Nacional

Libro: Marcuse, Herbert, El crisol revolucionario citado, no sólo se pone en marcha para programar cambios de fondo, sino que como expresión de una minoría activa debe servir para desnudar al Sistema. Es preciso denunciarla violentarían de la vida cultural, exponer la futilidad del sistema de enseñanza y el contenido miserable de esa enseñanza, definir situaciones sociales mediante la demostración del modo en que se produce la colonización, documentar situaciones de explotación ,llamar a las cosas y a los farsantes por su nombre, enumerar a los beneficiarios del privilegio, detallar los vicios de la burocracia y las consecuencias de la mediocridad administrativa, levantar inventarios de problemas y de sus soluciones posibles, explicar cómo trabaja la reacción para sofocar la creatividad renovadora, MOSTRAR CÓMO, POR QUÉ Y PARA QUÉ EL OPOSITOR RADICAL SE ASUME COMO PERSONA NUEVA. Por ejemplo, mientras los diarios argentinos dicen que todo en Corrientes era un mínimo problema de tarifas en el comedor estudiantil, hay que exponer la basta realización de los estudios, a prohibición para expresarse políticamente, la frustración joven tras catorce años de falsa libertad, las genuinas (y amordazadas) inquietudes del universitario. Mientras la mayoría de los ciudadanos domesticados consume carradas de datos estériles, los opositores radicales pueden aportar a la minoría ansiosa pistas revolucionarias, fundar universidades paralelas, comunidades urbanas y rurales, periódicos informativos, talleres, bibliotecas. La Revolución no es privilegio de un grupo la sociedad carnívora determinada sino derecha de todos los que se sienten portadores y gestores de ella. La Nación no es patrimonio de un clan determinado sino que es responsabilidad de todos los que en ella habitan.

La Liberación sólo es delito cuando los que mandan son meros, opacos administradores de la mentira, la barbarie y la esclavitud, Aquí y ahora, la Nueva Izquierda es humilde vanguardia de un fervor que espera, postergado, el momento de injertarse en el cuerpo revolucionario de un país ávido de emancipación. En las fauces de la Sociedad Carnívora, es posible recordar versos de William Blake:’¿Por qué tiembla la honradez,[como un asesino, busca refugio contra los reproches[de sin mortal condición?¿Es preciso que el hombre generoso[tiemble y abandone su alegría al ocioso, a la pestilencia qué se burla de él? ¿Quién ordenó [esto? ¿Qué Dios?¿Qué Ángel?¿Para qué apartar de toda experiencia[a los hombres generosos hasta que los que no lo satisfagan sin restricciones las energías[de la naturaleza?¿Por qué la piedad se ha convertido[en un comercio, la generosidad en una ciencia mediante la cual los hombres se[enriquecen y los arenosos desiertos son abandonados[a los fuertes?¿Qué Dios es ese que promulga[leyes de paz y se vistede tempestades?¿Qué Ángel de piedad está sediento[de lágrimas y se refresca con suspiros?¿Qué rampante bellaco predica la[abstinencia y se en vuelve con grasa de cordero? ¡Ya no quiero [seguir, ya no quiero obedecer !’Miguel Grinberg , Buenos Aires, junio de 1969. El profesor pronunció estas cuatro conferencias entre 1967 y 1969, cuando la juventud mundial se hallaba en estado de insurrección cultural y se manifestaba como un movimiento internacional enfocado a grandes rasgos en la consigna’cambiarla vida y transformar la sociedad’. Dos de los numerosos episodios emblemáticos de aquellos días tuvieron lugar en Estados Unidos (la ocupación estudiantil de la Universidad de Columbia en 1968 y el Festival de Woodstock en 1969) y un tercero se produjo en París (una vasta rebelión universitaria en 1968, conocida como el mayo francés). Los dos acontecimientos estadounidenses fueron llevados al cine. Cabe recordar que el evento en Columbia inspiró la película The Strawberry Statement (Las fresas de la amargura) en 1970.

Los países latinoamericanos que se encuentran bajo dictaduras fascistas o militares se lleva a cabo una cruel persecución. La tortura se ha convertido en un recurso normal del ‘interrogatorios’ en todo el mundo. Las guerras religiosas reviven en el momento culminante de la civilización occidental, y el contante flujo de armas de los países ricos a los pobres contribuye a perpetuar la opresión y a reprimir la liberación nacional y social’.Pero lejos de todo pesimismo, remarcaba más adelante: ’Lo que está ocurriendo es un descubrimiento(más bien: redescubrimiento) de la naturaleza, como auxiliar en la lucha contra las sociedades explotadoras en que la violación de la naturaleza hace más grave la violación del hombre…’Marcuse concluía ese libro remarcando la necesidad de reagrupar, reexaminar y desarrollar estrategias nuevas para enfrentar la contrarrevolución. Y expresaba que el resultado depende, en gran medida, de la habilidad de la joven generación: ’ni evadirse ni acomodarse, sino aprender cómo reagruparse después de la derrota’.

EL aprender a desarrollar con la nueva sensibilidad una racionalidad nueva. O sea, cómo sostener el largo proceso de la educación, requisito previo indispensable para la transición hacia una acción política en gran escala de una imprescindible nueva izquierda. Aunque advertía: ’la próxima revolución durará generaciones, y la crisis final del capitalismo puede tardar mucho, pero no un siglo.’ La tarea pendiente no consiste en esperar inertes ese derrumbe histórico; sino en ir consolidandosin cesar y pedagógicamente las ideas y las estructuras del histórico recambio liberador. Decía Marcuse: ’La nueva sensibilidad se ha convertido en una fuerza política. Cruza la frontera entre la órbita comunista y la capitalista; es contagiosa porque la atmósfera, el clima de las sociedades establecidas, lleva consigo el virus’. La dialéctica de la liberación (por cierto una redundancia, pues considero que toda dialéctica es liberación) y no sólo de liberación en un sentido intelectual, sino una liberación que abarca mente y cuerpo, que envuelve toda la existencia humana. Piensen en Platón: liberación de la existencia en las cavernas. Piensen en Hegel: liberación en el sentido de progreso y libertad en escala histórica. Piensen en Marx.

¿Pero en qué sentido toda dialéctica es liberación? Es liberación de un sistema represivo, malo y falso, ya sea éste un sistema orgánico, ya sea social, mental o intelectual: liberación por las fuerzas que se desarrollan dentro de tal sistema. He allí un punto decisivo. Se trata de una liberación en virtud dela contradicción creada por el sistema, precisamente Aquí estoy utilizando valores morales, términos filosóficos como ’malo’ o ’falso’, intencionalmente, pues sin una meta objetivamente justificable de una existencia mejor, libre, toda liberación debe continuar sin expresarse. En la mejor de las hipótesis, es una progresión en la servidumbre. Creo que -en Marx también- el socialismo debería ser. Este ’debería ’pertenece a la esencia misma del socialismo científico. Este debería ser; podríamos decir que se trata casi de una necesidad biológica, sociológica y política. Es una necesidad biológica pues, según Marx, una sociedad socialista se configuraría mediante el propio logos de la vida, con las posibilidades esenciales de una existencia humana, no sólo mentalmente ni apenas intelectualmente sino también orgánicamente. Hoy tenemos que liberarnos de una sociedad que funciona relativamente bien, que es rica y poderosa. Me refiero estrictamente a la liberación de la sociedad opulenta, es decir, de las sociedades industriales adelantadas.

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