El Jueves Santo es una fecha crucial en el calendario cristiano, especialmente para los católicos, ya que conmemora la Última Cena de Jesucristo con sus discípulos antes de su crucifixión y muerte. Este día marca el inicio del Triduo Pascual, un período de tres días que culmina con la celebración de la Resurrección de Jesús el Domingo de Pascua.
Históricamente, el Jueves Santo se remonta a la noche en que Jesús compartió la Última Cena con sus apóstoles en el Monte de los Olivos, específicamente en un lugar conocido como el Cenáculo. Durante esta cena, Jesús instituyó la Eucaristía, entregando a sus discípulos pan y vino como símbolos de su cuerpo y sangre, acto que se recuerda en la misa católica con la consagración. Además, Jesús lavó los pies de sus discípulos, enseñándoles la importancia de la humildad y el servicio.
Entre las frases más relevantes asociadas con el Jueves Santo se encuentran las palabras de Jesús durante la Última Cena: "Haced esto en memoria mía" (Lucas 22:19), refiriéndose a la institución de la Eucaristía. También es significativo el mandato de amor que Jesús dio a sus discípulos: "Ámense los unos a los otros como yo los he amado" (Juan 13:34).
Durante el Jueves Santo, los fieles asisten a misas especiales donde se rememora la Última Cena y se realiza la adoración al Santísimo Sacramento, que se reserva en un monumento dispuesto para tal fin en las iglesias. Asimismo, muchas comunidades celebran el lavatorio de pies como un gesto simbólico de servicio y amor.
El Jueves Santo es un día de profunda reflexión y renovación espiritual para los cristianos, invitándolos a recordar y vivir los valores de amor, servicio y comunión que Jesús enseñó en su Última Cena.
