Cuento

Inseparables

Inseparables
Ciudad
Septiembre 25, 2020 16:46 hrs.
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Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ › Informativo Nacional

-…siempre inseparables! Y jamás hubo reclamo o peticiones, queja o crítica de tu parte. Te era suficiente solamente estar a mi lado. Llenaste cada oquedad de mi vida. Tu amor incondicional. Tu lealtad siempre dispuesta a proteger mi vida, ¡sin medir el tamaño del peligro! Cómo esos días en que disfrutaste el fragor de la batalla.
¡Ah! Recuerdos de lo que compartimos en tiempo y espacio de este paréntesis plano conocido por todos, cómo vida. Recuperados en esa imagen inmortalizada en Checoslovaquia, a sus 49 años por el moscovita corresponsal de guerra Georgy Lipskerov que tituló ese instante de 1945: ’Deja que los soldados duerman un poco’.
¡Y muchos durmieron eternamente! Treinta y cuatro de los ochenta y tres millones de muertos en la Segunda Guerra Mundial, fueron rusos. Convertidos en simples números, mientras, en algún lugar desconocido y oscuro, hacen números los beneficiados con el negocio de la muerte, ese gobierno comerciante y siniestro de las tinieblas, con su maquinaria mediática para engañarnos y empujarnos a luchas fratricidas.
Dicen que al fallar la política, las armas hablan. ¡Un mito! Cuando los poderosos clandestinos sienten la caída de sus ingresos para alimentar su avaricia, ordenan al político a crear escenarios ficticios para despojar al vecino o al resto del mundo de sus riquezas naturales y humanas. Y los barones del Hades ¡ganan! A todos les venden armas con módicas mensualidades con créditos para la reconstrucción.
¡Mmmmm! Hermosa imagen. Te veo hecho ovillo amoroso tan unido a mi cintura. ¡Con esa seguridad de que nada puede pasarnos estando juntos! ¡Ah! Sí el mundo entendiera que necesitamos esas tus virtudes tan ignoradas, y cambiar la obediencia debida bajo la mentira de la lealtad de las máquinas mortales que caerán abatidas para aumentar las riquezas de los residentes de la tinieblas…
¡Es una utopía! Es cierto que hay mucha gente buena. Pero los pocos que son los malos, transforman esas virtudes en vicios. Y no falta el asesino y ladrón avaricioso metido a político y que se siente supremacista para ver a sus iguales como sus mascotas y desagradecido, llaman ’solovinos’ a sus leales seguidores.
¡Son los enanos con hambre de hombre y sed de sangre! Terroristas que encarcelan a la libertad y la esperanza en la mayoría paralizada de miedo y sus huestes criminales impunes, como perros se apoderan de vidas y haciendas, al haberse exacerbado los vicios de metamorfosear el amor en odio, la lealtad en fanatismo, el razonamiento en instinto y el respeto en la brutalidad de sometimiento.
¡Ah! Mi amigo, de ese 1945 en que duermes apaciblemente en medio de los que murieron posteriormente para liberar a Checoslovaquia, al tercer milenio, padecemos la terrible paradoja del avance tecnológico para darnos más comodidades mientras nuestra ética y moral sucumbe a la tentación del dadaísmo prehistórico. ¡Nos convertirnos en inseparables del culto al individualismo! La herencia infernal a nuestros hijos.

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