El Tijeretazo Político
Joaquín Bojorges
En 2018, el compromiso fue claro: no habría nuevos impuestos ni aumentos reales durante el sexenio. Se dijo con firmeza, se repitió en giras, mañaneras y campañas. Hoy, a meses de cerrar el gobierno, la realidad fiscal contradice el discurso con la misma contundencia con la que se nos exige pagar más por vivir, migrar o simplemente tomar un refresco.
El Paquete Económico 2026 —aprobado por la Cámara de Diputados y en revisión por el Senado— contempla aumentos de hasta el 100% en derechos migratorios, nuevos cobros por el uso de bienes culturales, y un alza significativa en los impuestos a bebidas azucaradas y endulzadas. Todo esto bajo el argumento de ’cuidar la salud de los mexicanos’.
Pero ¿de verdad se trata de salud pública? ¿O es una estrategia de recaudación disfrazada de virtud?
El impuesto a bebidas azucaradas subirá a 3.08 pesos por litro. Además, se impone un nuevo gravamen de 1.5 pesos por litro a bebidas con edulcorantes no calóricos. Es decir: si tomas azúcar, pagas. Si no tomas azúcar, también pagas. ¿Dónde queda entonces la lógica sanitaria?
La evidencia sobre la efectividad de estos impuestos en la reducción del consumo es ambigua. Lo que sí es claro es que afectan más a los sectores populares, donde el acceso a agua potable, alimentos frescos y opciones saludables sigue siendo limitado. Castigar el consumo sin transformar las condiciones estructurales es, en el mejor de los casos, ingenuo; en el peor, profundamente injusto.
Los derechos migratorios también se disparan. Un residente temporal o permanente deberá pagar hasta 25 mil pesos por trámite. ¿Qué mensaje envía esto a quienes buscan regularizar su situación o contribuir legalmente al país? ¿No es esto una barrera más para la inclusión y la justicia?
El aumento de derechos se extiende a sectores estratégicos: sanidad, telecomunicaciones, aeronáutica, uso del agua y acceso a bienes culturales. Visitar una zona arqueológica o un museo será más caro. ¿No era este un gobierno que prometía democratizar la cultura?
Se proyecta una recaudación adicional de más de 157 mil millones de pesos. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿para qué y para quién se recauda? ¿Dónde están los resultados en salud, infraestructura, educación o justicia fiscal?
El discurso de ’no más impuestos’ ha sido traicionado. Y lo más grave no es el cambio de rumbo, sino la falta de honestidad para reconocerlo. Gobernar también implica rectificar, pero con verdad, no con pretextos.