En el aula, con pasión y entrega,
el maestro forja sueños y esperanza.
Con tiza en mano, traza caminos,
guiando mentes hacia la luz del día.
En sus ojos brillan estrellas de sabiduría,
y en su voz resuenan ecos de historia.
Cada palabra es un puente hacia el conocimiento,
cada gesto, un lazo que une corazones.
El maestro es arquitecto de mundos,
construyendo puentes entre pasado y futuro.
En su abrazo, se cobijan los sueños,
y en su sonrisa, florecen las promesas.
A ti, maestro, te dedico estas palabras,
porque eres faro en la tormenta y guía en la oscuridad.
Gracias por sembrar semillas de aprendizaje,
porque en tus manos, el mundo encuentra su verdad.
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