El Tijeretazo Político
Joaquín Bojorges
El Primer Informe de Gobierno de Rosa Yolanda Wong Romero en Tecámac no fue un acto solemne de rendición de cuentas, sino un escenario de confrontación política y social. Los gritos, los reproches y las protestas de ex empleados despedidos marcaron el evento, dejando en evidencia la crisis que atraviesa el municipio.
Lo más preocupante no fue el zafarrancho en sí, sino la ausencia de una postura clara de quienes deberían encauzar el conflicto: la gobernadora Delfina Gómez y la dirigencia estatal de Morena.
La pugna entre la presidenta municipal y su antecesora, la senadora Mariela Gutiérrez Escalante, se reflejó en el acto. El municipio se encuentra atrapado en una lucha de poder que paraliza servicios y genera incertidumbre entre la ciudadanía.
La gobernadora Delfina Gómez estuvo presente y llamó a la unidad, pero su mensaje se quedó en la superficie. No hubo una posición firme frente a los despidos, las protestas ni la crisis política que afecta directamente a los habitantes de Tecámac. Su papel, más allá de exhortar al diálogo, exige decisiones claras y respaldo institucional.
Por otro lado podemos señalar que hasta el momento la dirigencia estatal de Morena que encabeza Luz Ma. Hernández Bermúdez. Ni mucho menos el secretario general de Morena, Adán Gordo con su silencio estan demostrando que Morena se encuentra sin brújula.
La dirigencia estatal de Morena tampoco ha fijado postura. El partido que gobierna el municipio y el estado parece incapaz de mediar en sus propias filas. La falta de definición fortalece la percepción de que los conflictos internos pesan más que las necesidades de la población.
El Primer Informe pudo ser un espacio para mostrar resultados y dar certeza a la ciudadanía. En cambio, se convirtió en un reflejo de la división y del vacío de liderazgo. El silencio de las autoridades estatales y partidistas no es neutralidad: es omisión.
Tecámac no necesita discursos de unidad, necesita acciones concretas. La gobernadora y la dirigencia de Morena deben asumir su responsabilidad y fijar una posición clara. El silencio, en política, también comunica, y en este caso comunica abandono.