Hoy desperté con tu nombre tatuado en mi pensamiento,
como si el sueño aún susurrara tu ’sí’ entre los silencios.
Mi corazón, al recordarlo, se agitó sin permiso,
como quien vuelve a vivir lo que aún no ha vivido.
Tu voz —tan nítida en la bruma del deseo—
me hizo temblar de emoción,
y en ese instante supe
que el amor también despierta con el sol.