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Derechos Humanos y las feministas

Derechos Humanos y las feministas
Derechos Humanos
Septiembre 15, 2020 11:21 hrs.
Derechos Humanos ›
Adrián Chavarría Espinosa › Informativo Nacional

Nadie olvida que en diversas manifestaciones realizadas tanto en la Ciudad de México como en otras del interior del país, se han infiltrado grupos que bajo el pretexto de apoyar las diferentes causas sociales se han dedicado a cometer actos vandálicos al destrozar mobiliario urbano, robar comercios y dañar sitios históricos.
Estos eventos se han repetido principalmente en las protestas de mujeres, donde se ha demandado terminar con los feminicidios y la violencia de género, así como investigar crímenes considerados como homicidios y ser catalogados como feminicidios, entre sus principales demandas, las cuales son verdaderamente justas y que nadie podrá descalificar.
Pero estos grupos de anarquistas han sido identificados y en recientes manifestaciones han logrado ser anulados y sus agresiones contenidas por fuerzas policiacas.
Sin embargo estos grupos violentos han encontrado otro recurso para seguir con sus prácticas, ahora bajo la exigencia de soluciones a sus demandas ante organismos oficiales de derechos humanos, escudándose en legítimas demandas para buscar el respaldo social.
De esta forma, un grupo de madres familiares de víctimas de violencia originarias de San Luis Potosí tomaron pacíficamente las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el Centro Histórico de la Ciudad de México, para presionar a fin de que sus reiteradas demandas fueran atendidas.
Ante ellos los colectivos Frente Nacional Ni una Menos México y Aequuus, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, se sumaron a la toma de las oficinas y renombraron a esas oficinas como Casa de Refugio Ni Una Menos México, donde aparentemente se buscaría otorgar atención psicológica y jurídica a mujeres víctimas de diversos delitos.
Pero también vandalizaron esa sede, ya que rompieron mobiliario, tiraron a la calle documentos y expedientes, bajo la amenaza de quemarlos si no eran recogidos, además de pintarrajear cuadros con imágenes de héroes nacionales.
Estas acciones no fueron aprobadas por las mujeres potosinas, quienes decidieron abandonar las áreas que ocupaban y, para ello, realizaron una videograbación donde se ve que entregaban a Juan Manuel Estrada, presidente de la asamblea constitutiva de la Comisión de Víctimas, donde se constataba que tras su estancia no se registró ningún tipo de daño.
Pero ante la difusión de la toma de las oficinas de la CNDH, otras mujeres y víctimas de agresiones acudieron a refugiarse en esas instalaciones, ya que han carecido de apoyo, incluso varias de ellas no tiene un sitio donde vivir y comer, lo cual en cierta forma ha legitimado el actuar de esos a los grupos.
Vale mencionar que el presidente André Manuel López Obrador criticó no solo los actos vandálicos, sino que particularizó su enojo por el pintarrajeado sobre el retrato de Francisco I. Madero, a quien pidió guardarle respeto, pero las inconformes le respondieron que se preocupaba más por una pintura que por terminar con las agresiones a las mujeres.
También se registró una reunión de representantes de los colectivos con Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, quien ratificó el compromiso de atender las demandas de las mujeres a través de las mesas especiales para dar seguimiento a los casos de violencia. Pero las inconformes no lo consideraron suficiente para abandonar las oficinas de la CNDH.
Más la toma de oficinas se repitió en otras ciudades del interior del país, donde destacó el pasado jueves la toma de las oficinas en Ecatepec de la VIsItaduría Regional de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, las cuales también fueron vandalizadas, situación que duró apenas unas horas ya que fueron desalojadas por fuerzas policiacas.
La reacción de las feministas fue que la tarde del viernes un grupo de cerca de quince mujeres acudieron a protestar ante esas instalaciones y, tras realizar pintas, varias de ellas rompieron la puerta principal con un hacha para causar destrozos y prender fuego a mobiliario y documentación en las oficinas.
Considero que tal como ha sucedido durante las manifestaciones feministas, se debe diferenciar entre lo que son las legítimas demandas de justicia de mujeres con actos vandálicos injustificados que en nada abonan al diálogo y a la búsqueda de soluciones.
De no suceder así, las exigencias de las víctimas de la violencia, quedarán en un segundo plano con el riesgo de ser estigmatizadas por sectores radicales de la sociedad, lo cual también podría ser un argumento de las autoridades para no atenderlas al considerar que no están dispuestas a llegar a acuerdos y soluciones.
Debemos esperar que las verdaderas demandantes de justicia se deslinden de los colectivos que solo buscan alentar la violencia y la agresión.

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