A Andrés Manuel López Obrador, presidente de México
A Alejandro Gertz Manero, fiscal General de la República
A Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de Michoacán
A Adrián López Solís, fiscal General del Estado de Michoacán
Periodistas que desempeñamos nuestra labor en Michoacán, nos encontramos nuevamente de luto. Este martes el compañero Armando Linares López, director de Monitor Michoacán, fue asesinado en su hogar en Zitácuaro, frente a sus hijos.
Armando denunció públicamente en diferentes momentos amenazas en su contra y de personal de Monitor Michoacán. El 31 de enero de 2022, Roberto Toledo Barrera, que laboraba en Monitor fue también cobardemente asesinado.
Tras el asesinato de Roberto fuimos testigos de la actuación institucional del Gobierno Federal y el Estatal para desestimar las amenazas contra los compañeros de Monitor Michoacán, la puesta en duda de su labor y –una vez más- la determinación de sepultar toda posible relación de su actividad periodística con los hechos.
Las llamadas de alerta y auxilio de Armando no fueron escuchadas, las autoridades fueron omisas al no proveerle de los mecanismos de protección necesarios para velar por su integridad. Ahora está muerto.
La rabia, imponencia e indignación no encuentran ya palabras frente a los homicidios de periodistas que se acumulan en México y Michoacán, esto frente a la indolencia del Estado Mexicano que opta por voltear el rostro y generar cortinas de humo para no asumir su responsabilidad en lo que es una realidad lacerante en nuestro país: la cotidianidad de los asesinatos y violaciones de derechos a periodistas y la permisibilidad gubernamental frente a ello.
¡No queremos condolencias gubernamentales!, no nos interesa la solidaridad de redes sociales provenientes de autoridades o representantes populares, ¡ahórrenselas!, les exigimos asuman sus responsabilidades y dejen de usarnos como carne de cañón para sus disputas políticas.